Paestum es un yacimiento arqueológico ubicado en el sur de Italia, en la región de Campania, cerca del mar Tirreno. Fundada por los griegos en el siglo VII a.C. con el nombre de Poseidonia, fue más tarde conquistada por los romanos. Hoy es conocida por conservar tres templos dóricos extraordinariamente bien preservados, dedicados a dioses como Hera, Atenea y posiblemente Poseidón. Estos templos son algunos de los mejores ejemplos de arquitectura griega fuera de Grecia. Además de los templos, el sitio incluye restos de murallas, calles, casas romanas y un museo que alberga piezas importantes como la famosa Tumba del Nadador. Paestum es un lugar único donde se puede sentir la grandeza del mundo clásico rodeado de naturaleza y tranquilidad.

Este es uno de nuestros rincones favoritos del paisaje italiano, estas obras arquitectónicas se conservan muy bien para la cantidad de años que tiene. Podrás volver al pasado en un segundo. Además está reconocido como un Patrimonio de la Humanidad.
Desde el centro de Salerno hasta el Paestum se tarda alrededor de 30 minutos y aparcar el coche es realmente sencillo ya que posee mucho parking tanto enfrente de la entrada como por los alrededores.
La zona también dispone de numerosos locales tanto de consumo como de regalo. Los imanes que tienen algunos locales son realmente preciosos y también te puedes llevar a casa como recuerdo mini plantas, estas pueden ser llevadas hasta en el avión!!
Para entrar en el Paestum se debe coger una entrada, el precio es bastante asequible ya que con una sola entrada podrás ver todo sin costes adicionales ni tiempo limite.
Nada mas entrar podrás ver el Templo de Hera, el cuál se remonta al siglo VI a.C. y por lo tanto uno de los más antiguos.
Mientras das un paseo podrás ver lo que antiguamente era un pequeño circo, es decir, en donde los gladiadores luchaban y entretenían al pueblo. Sin embargo, a diferencia de los anteriores este está en ruinas.
Podrás ver también el Templo de Neptuno, una enorme construcción que impone debido a su gran tamaño.
A continuación tenemos el Templo de Ceres, dedicado a la diosa Atenea, este es perfecto ya que se permite entrar en él, eso sí, no se pueden tocar las paredes.
Nosotros tuvimos la oportunidad de verlo al atardecer, y de verdad os recomendamos visitarlo para esa hora, el sol se filtra entre las columnas creando un escenario mágico. Además una vez que el sol se ha ido y la luna llega, este lugar no pierde su encanto ya que las luces permiten que se sigan viendo, creando un efecto único en las fotos.
Sin embargo, si no puedes ir a esa hora, no dejes de ir ya que es un lugar excepcional y te enamorará desde el primer vistazo.
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